MÉXICO, 23 Oct (EUROPA PRESS)
Un estudio liderado por la Universidad de Washington y publicado en Nature Communications revela que los planetas rocosos que orbitan estrellas enanas rojas, como las del sistema TRAPPIST-1, ubicado a 40 años luz de distancia, podrían mantener atmósferas estables que permitan la presencia de agua líquida y, potencialmente, la vida. La investigación simuló la evolución de un planeta rocoso desde su estado fundido inicial hasta su consolidación como un planeta terrestre sólido, pasando por cientos de millones de años.
Inicialmente, gases ligeros como el hidrógeno escapaban al espacio exterior, pero en planetas situados a una distancia moderada de su estrella, donde las temperaturas eran más templadas, se dieron reacciones químicas entre el hidrógeno y elementos como el oxígeno y el hierro presentes en el núcleo planetario. Estas reacciones produjeron agua y otros gases más pesados, dando origen a una atmósfera estable a largo plazo.
Este descubrimiento resulta crucial en la búsqueda de planetas habitables, ya que los planetas situados en la "zona Ricitos de Oro" no solo serían capaces de conservar atmósferas propicias para la vida, sino que también mostrarían precipitaciones rápidas que permitirían la existencia de agua líquida en la superficie sin un riesgo significativo de pérdida atmosférica.
Joshua Krissansen-Totton, profesor adjunto de Ciencias de la Tierra y el Espacio de la Universidad de Washington y autor principal del estudio, enfatiza la importancia de estas atmósferas para incrementar la probabilidad de hallar vida en sistemas planetarios comunes que orbitan estrellas enanas M.
El Telescopio Espacial James Webb (JWST), gracias a su sensibilidad, se encuentra en una posición privilegiada para observar algunos de estos sistemas planetarios. Aunque ya se ha determinado que los planetas rocosos más cálidos y cercanos a la estrella TRAPPIST-1 carecen de atmósferas densas, los planetas en la "zona Ricitos de Oro" todavía no han sido caracterizados completamente por el JWST. Si poseen atmósferas, podrían presentar las condiciones necesarias para albergar agua líquida y un clima apto para la vida.
Krissansen-Totton enfatiza que, dada la limitada cantidad de planetas rocosos de la zona habitable que pueden ser observados con la tecnología actual, es fundamental aprovechar tanto el JWST como los futuros telescopios terrestres de gran tamaño para explorar en profundidad la habitabilidad de estos sistemas. Este paso es crucial en la búsqueda de vida extraterrestre y justifica la inversión en tiempo y recursos en la tecnología de observación disponible actualmente.