MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los resultados anunciados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de El Salvador con más del 60 por ciento de los votos escrutados revelan que será necesaria una segunda vuelta, después de que ninguno de los candidatos logre hacerse con el 50 por ciento de las papeletas.
En base a estas informaciones, publicadas por la cadena de televisión panamericana TeleSur, el exguerrillero Salvador Sánchez, candidato del gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se hará con la victoria con el 49 por ciento de los votos.
Por detrás de Sánchez ha quedado Norman Quijano, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), quien se habría hecho con el 38,9 por ciento de las papeletas.
En tercer lugar se sitúa Elías Antonio Tony Saca, del Partido Concertación Nacional, con un 11,4 por ciento; René Rodríguez Hurtado, del Partido Salvadoreño Progresista, con un 0,43 por ciento de los votos; y Óscar Lemús, candidato de Fraternidad Patriota Salvadoreña, con un 0,25 por ciento.
La novedad de estos comicios es que, por primera vez en la historia del país centroamericano, a los cinco millones de salvadoreños que están llamados a las urnas se sumarán los 10.000 residentes en Estados Unidos, principal destino de los emigrantes, cuyas remesas aportaron el 16 por ciento del PIB en 2013.
La campaña electoral ha estado marcada por la frágil tregua pactada en 2012 por las principales pandillas salvadoreñas: Mara Salvatrucha y Barrio 18. Desde el final de sus enfrentamientos, los homicidios se han reducido desde los 66 cada 100.000 habitantes a 44.
El otro eje de la campaña electoral ha sido, sin duda, los escándalos de corrupción que han salpicado a ARENA. El más grave es el que implica al expresidente Francisco Flores, acusado de apoderarse de los 10 millones de dólares que Taiwán entregó a su Gobierno para paliar las consecuencias de los dos terremotos que el país centroamericano sufrió en 2010.
Quijano también está en el ojo del huracán por un supuesto caso de corrupción. Esta semana, Funes le ha acusado directamente de utilizar la maquinaria de una empresa pública y los fondos de cooperación entregados por el Gobierno de Japón, con el fin de promover el desarrollo de las comunidades rurales de El Salvador para construir un pozo en una finca de su propiedad.
Aunque Sánchez acude a las urnas con una ligera ventaja, de acuerdo con las encuestas, su principal obstáculo hacia la Presidencia es su pasado como comandante de la guerrilla que en la década de 1980 se enfrentó al Gobierno desangrando al país con una guerra civil de 12 años que dejó 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
Sánchez, conocido durante esa época con el alias de 'Comandante Leonel', era el jefe de las Fuerzas Populares de Liberación, el más importante de los cinco grupos que formaban la guerrilla del FMLN, al que la Comisión de la Verdad ha acusado de ejecuciones y secuestros contra militares.
El otro punto débil del hasta ahora vicepresidente es la falta de carisma, que contrasta con el enorme encanto de su principal valedor: Funes, un periodista que, aunque vinculado a la guerrilla, nunca fue combatiente, lo que le catapultó a la Jefatura del Estado hace cinco años.