SAN SALVADOR, 20 Feb. (Reuters/EP) -
El Gobierno de El Salvador ha enviado este jueves a catorce líderes de las violentas 'maras' a una cárcel de máxima seguridad en un intento por frenar los asesinatos de policías y terminar con un proceso de tregua que buscaba reducir las altas cifras de homicidios en el país centroamericano.
Los jefes de pandillas habían sido sacados en marzo del 2012 de una prisión de máxima seguridad en la ciudad de Zacatecoluca, hacia otras prisiones para que pudieran coordinar con el resto de los miembros los detalles de la tregua.
Sin embargo, después de comprobar que la tregua no da sus frutos, ahora están siendo enviados de vuelta, según ha explicado en una rueda de prensa el ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara.
La tregua original fue propiciada por el Gobierno del expresidente Mauricio Funes (2009-2014) entre la Mara Salvatrucha (MS-13) y sus acérrimos rivales, Barrio 18, y al principio logró reducir en más de la mitad los homicidios en la nación de seis millones de habitantes.
Pero posteriormente la tregua se debilitó y las muertes, desapariciones y cementerios clandestinos fueron en aumento. Cifras oficiales indican que en 2014 los homicidios se dispararon en un 57 por ciento respecto al año 2013, para llegar a 3.192 muertes.
Además, un total de 39 policías fueron asesinados en 2014, mientras que otros nueve han sido ejecutados en los primeros dos meses de 2015 durante emboscadas y ataques a sedes policiales.
Ante el incremento de los delitos, el Gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén ha rechazado toda negociación con las pandillas, ha autorizado a los policías a disparar ante amenazas y ha solicitado sanciones severas contra las personas que cometan delitos.
Creadas en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, las 'maras' se extendieron por México y Centroamérica, donde se disputan a muerte el control de la venta de drogas, armas y las extorsiones en los territorios.
Raúl Mijango, uno de los mediadores de la tregua, ha explicado a Reuters que antes de que se realizaran los traslados, los cabecillas le expresaron su voluntad de mantener el proceso de paz, pese a que ya no tendrán contacto con el resto de sus miembros.