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BRASILIA, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha reconocido este viernes que, si bien las demandas sociales exigidas por la población durante las manifestaciones del pasado mes de junio "son parte intrínseca en la construcción de la democracia", el Mundial de Fútbol, blanco de las críticas de muchas de las reivindicaciones, es una buena oportunidad de crecimiento para el país.
"Hemos creado una inmensa cantidad de ciudadanos con mejores condiciones de vida, ciudadanos con nuevas demandas, parte de las cuales estuvieron presentes en las manifestaciones de junio. Mi Gobierno escuchó la voz de las calles", ha defendido Rousseff durante su comparecencia en el Foro Económico Mundial, celebrado en la ciudad suiza de Davos.
El discurso de la presidenta ha versado sobre el crecimiento que Brasil ha experimentado durante los últimos años pese al contexto de crisis económica global que vive gran parte del resto de países. Rousseff ha destacado que economías emergentes "continuarán desempeñando un papel estratégico", pues a día de hoy continúan siendo las regiones "con mayor oportunidad de inversión y consumo".
En el caso específico de Brasil, la mandataria ha resaltado que el país se ha convertido en "una nación principalmente de clase media", alegando que hasta 46 millones de personas alcanzaron este estatus en los últimos años, 36 millones de los cuales partiendo desde los sectores más precarios.
"Durante los últimos tres años hemos generado 4,5 millones de empleos. Hemos creado un gran mercado interno de consumidores y con ello la población ha obtenido un mayor poder adquisitivo", ha enunciado la presidenta brasileña, no sin obviar otros logros como el control de la inflación, la estabilidad de la moneda o poseer una de las deudas más bajas de la economía global.
MUNDIAL DE FÚTBOL
Rousseff ha comentado que gracias al fútbol, Brasil tiene "una de las formas más importantes de reafirmar su compromiso con la paz y la lucha contra los prejuicios", de acuerdo con la información de Agencia Brasil.
Sin embargo, los más críticos con la celebración del campeonato no solo han cuestionado el dispendio de las autoridades para tal fin, sino también los altos precios para poder acceder a los estadios, lo que, según han denunciado, dejará fuera a muchos de los ciudadanos del "país del fútbol", como Rousseff los ha catalogado en la misma cumbre.