MADRID 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha celebrado este jueves que el plan para acabar con su vida destapado esta semana --que se saldó con cuatro militares y un policía detenidos-- no haya tenido éxito, en la que es su primera declaración sobre lo ocurrido.
"Soy un tipo que tengo que agradecer ahora mucho más porque estoy vivo. El intento de envenenarme a mí y a (el vicepresidente Gerardo) Alckmin no tuvo éxito, estamos aquí", ha dicho en un evento en el Palacio del Planalto, la sede del Gobierno en Brasilia.
Lula da Silva ha asegurado que no busca "perseguir a nadie", en medio de las investigaciones por lo ocurrido y que apuntan hacia el propio expresidente Jair Bolsonaro y algunos de sus aliados, según han ido revelando fuentes de la Policía Federal y la Fiscalía General a los medios brasileños.
"Yo no quiero envenenar a nadie, lo único que quiero es que cuando termine mi mandato, desmoralicemos, con números, a quienes quieran gobernar", ha dicho Lula, explicando que se trata de "medir con números quién hizo más escuelas, cuidó de los pobres, construyó puentes y carreteras y subió más el salario mínimo.
"Es eso lo que quiero medir porque es eso lo que cuenta cuando se gobierna", ha dicho Lula, según recoge el portal de noticias G1.
El martes de esta semana, cuando se estaba celebrando la cumbre del G20 en Río de Janeiro, la Policía Federal detuvo a cuatro militares y a uno de sus agentes acusados de planear las muertes de Lula, el vicepresidente Alckmin y el juez del Tribunal Supremo Alexander de Moraes después de las elecciones de 2022.
La investigación sostiene que la fecha prevista para cometer estos crímenes era el 15 de diciembre y que barajaron la posibilidad de envenenar a Lula. Un mes antes, la casa del que fuera ministro de Defensa con Jair Bolsonaro, Walter Braga Netto, sirvió también para urdir la trama.
Las detenciones se llevaron a cabo gracias, en parte, al contenido de los mensajes que intercambiaron algunos militares con quien fuera mano derecha de Bolsonaro, Mauro Cid, quien pasó varios meses en prisión por su implicación en una supuesta trama para falsificar datos de vacunación contra la COVID-19.
Está previsto que Cid, en cuyo teléfono se encontraron indicios de un supuesto plan para mantener a Bolsonaro en el poder cuando estaba siendo investigado por la falsificación de la cartillas de vacunación, declare este jueves ante el Supremo.