MÉXICO, 18 Sep (EUROPA PRESS)
El miércoles, el Girona FC tuvo un amargo debut en la Liga de Campeones al caer por 1-0 frente al Paris Saint-Germain, con un gol de último minuto de Nuno Mendes que superó a Paulo Gazzaniga, cambiando su papel de héroe a villano en segundos.
El PSG arrancó su caminar en esta nueva edición de la Champions haciéndose de los primeros tres puntos en la fase de liga, en un encuentro donde el equipo dirigido por Míchel estuvo cerca de lograr un empate notable, enfrentándose a un equipo que no dejó de mostrar su calidad bajo el mando de Luis Enrique en el Parque de los Príncipes.
Desde los primeros momentos, el PSG intentó intimidar a los catalanes, ejerciendo presión alta y mostrando una sólida disciplina tanto en defensa como en ataque. A pesar de no tener que hacer grandes intervenciones en los primeros 45 minutos, Gazzaniga vio cómo Bradley Barcola, Marco Asensio y Zaire-Emery complicaban a su equipo, cuyo principal desafío fue no contar con la posesión del balón.
Con Oriol Romeu e Iván Martín liderando el medio campo, el Girona comenzó a hacerse notar, superando su etiqueta de novato en la competición y cuestionando el dominio parisino. En la segunda mitad, con la incorporación de Stuani, el equipo español incrementó su peligro, aunque sin conseguir concretar sus oportunidades.
El encuentro estuvo cerca de cambiar de rumbo cuando Dembélé erró una gran ocasión frente a un Girona volcado al ataque, pero Gazzaniga se erigió como figura, deteniendo balones claves contra Hakimi y en otros momentos críticos. Sin embargo, los esfuerzos del Girona no fueron suficientes y un gol de Neves al final selló el destino del encuentro.
La alineación del PSG estuvo compuesta por Safonov, Hakimi, Marquinhos, Pacho, Nuno Mendes, entre otros, mientras que el Girona alineó a Gazzaniga, Arnau, David López, Krejci, Miguel, sumando a varios cambios a lo largo del partido en busca de un revés que nunca llegó.
El árbitro del encuentro, Daniel Siebert, tuvo que intervenir en varias ocasiones, marcando la tensión en el terreno de juego.
A pesar de la derrota, el Girona dejó una impresión positiva en su primera actuación en la Champions, demostrando que su clasificación no fue obra de la casualidad.