Publicado 02/08/2016 09:22

La esgrimista venezolana Alejandra Benítez se bate en duelo contra la pobreza

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COMMONS.WIKIMEDIA

   CARACAS, 2 Ago. (Reuters/Notimérica) -

   Alejandra Benítez, esgrimista y política de origen venezolano, equilibra las exigencias de su deporte con su trabajo de caridad en los barrios pobres de Caracas, pero la deportista de 36 años no tiene intención de tomarse las cosas con más calma después de los Juegos Olímpicos de Río.

   La también exministra de Deportes de Venezuela está determinada a inspirar a la próxima generación de esgrimistas a través de su trabajo en los sectores más desfavorecidos de las violentas zonas de la capital de su país.

   "Mi primer hogar estaba en los barrios pobres de Caracas", dijo Benítez, que hará su cuarta aparición consecutiva en unos Juegos Olímpicos, a la prensa en Río de Janeiro.

   "Mi trabajo en Venezuela está ahí. Para mí esto no es peligroso ni complicado. Yo trabajo todo el tiempo en los barrios pobres de Venezuela", agregó la venezolana, de profesión odontóloga.

   La medallista de plata en los Panamericanos del 2015 reconoció que no podía contemplar un retiro de su deporte, a pesar de haber sido presionada para hacerlo por sus cercanos.

   "Todo el mundo me dice que estoy vieja, que ya tengo 36 y que debería retirarme de la esgrima, pero no me siento vieja y quiero seguir compitiendo", sostuvo Benítez.

   Benítez, quien en 2013 se convirtió en la primera ministra de Deportes de Venezuela bajo el Gobierno del presidente, Nicolás Maduro, destacó también que le gustaría seguir participando en la política y luchando por los sectores menos favorecidos de su comunidad.

   "Siempre me ha gustado la política, porque hay aún más lucha que en la esgrima", aseguró Benítez, que también fue diputada de Asamblea Nacional venezolana.